Primera Infancia:

Durante los primeros momentos de vida el bebé tiene que adaptarse a la nueva situación que implica estar fuera de la panza de la mamá. La mayoría de las veces este proceso se da sin dificultades y el niño y su madre (o la persona que esté a su cargo) entablan un vínculo de apego que permite al bebé poder transitar esos primeros tiempos de la manera esperada.
Pero en otras ocasiones por múltiples causas (prematurez, lesiones neurológicas, separaciones de la madre por distintos motivos, etc) esta posibilidad de construir un vínculo favorable con el entorno no ha sido posible, por lo que los niños presentan algunos retrasos en las pautas madurativas acordes a la edad.

Niños:

El ingreso a la escuela marca el comienzo de una nueva etapa, donde los niños empiezan a tener contacto con todo lo que implica la institución educativa.
Aquí pueden aparecer algunas dificultades  para tomar las distintas actividades que se proponen y es allí donde los referentes institucionales informan acerca de ello a los padres. Estos problemas pueden estar en la relación con los otros niños, con los adultos, con los espacios, con las consignas.
Los papás también pueden detectar  alteraciones en la conducta  de sus hijos  y reconocer  que se encuentran transitando  un momento difícil (separación, duelo, mudanza,  desarraigo,  etc). Consultar a tiempo puede ser de utilidad para acompañar desde un espacio terapéutico la problemática y así recuperar el curso del desarrollo.

Adolescentes:

La adolescencia es un período del desarrollo donde se producen cambios importantísimos que preparan al joven para la vida adulta. Se atraviesa la búsqueda de lo propio, del pensamiento autónomo y la comprensión de los hechos complejos del mundo que lo rodea. Es el momento en que se desplegará la capacidad de juicio crítico.
Los cambios que se dan son un desafío constante, y pueden aparecer dificultades en diferentes áreas:
emocionales: en los vínculos con adultos y/o pares, inseguridades relacionadas con situaciones que se deben enfrentar en la elección de una carrera y/o de un trabajo, los miedos en relación a la independencia respecto de los adultos, u otras.
físicas: cambios en relación a la modificación y crecimiento del cuerpo, los primeros encuentros con la sexualidad, identificaciones con aquellos ideales y la realidad, u otras.

Adultos:

En esta etapa sucesivos desafíos se plantean y que implican poner en juego un sin fin de decisiones, puntos de vista y las consecuencias que de ello deriva.
La entrada en el mundo competitivo, la consolidación de una pareja, la llegada de un hijo, la pérdida de un ser significativo, el fin de una relación, los cambios de la vida laboral, la partida hacia otro lugar, en fin, las diferentes situaciones por las que se atraviesa en la vida, pueden presentarse en algunas ocasiones como un obstáculo, generando una importante molestia en el cotidiano desenvolvimiento. Así es como un momento de tristeza puede transformarse en una crisis de angustia difícil de atravesar.
Dependiendo del conflicto y la dificultad en resolverlo, es que podrán presentarse diversas problemáticas, que pueden estar ligadas a adicciones, depresiones, fobias, inhibiciones, compulsiones y demás estados de vulnerabilidad.
La importancia de una consulta en estas situaciones radica en poder ponerle palabras al sufrimiento y transformar su sentido en algo más llevadero.

Pareja y Familia:

La familia es la base en la que se  adquieren diversos valores. Dos personas que tienen  distintos sistemas familiares, con historias,  experiencias  personales, culturales, creencias, costumbres etc, se unen para conformar una pareja. Esto puede capitalizarse  favoreciendo  el desarrollo y enriquecimiento de la misma, pero también puede  en determinado momento ocasionar problemas  por diferencias.
A menudo la suma de conflictos, la falta de diálogo, la rutina, el estrés,  el temor a perder la individualidad etc,  va ganado terreno y dejando secuelas… la abulia, la indiferencia, derivan en crisis que los miembros de la pareja  no pueden solucionar. Esto lleva a confusiones en cuanto al deseo por y hacia el otro,  a situaciones límites muchas veces irreversibles.
En este punto el proceso terapéutico se presenta como un recurso  que brinda nuevas perspectivas  para mejorar la relación o al menos para arribar a una mejor  solución para ambos.